viernes, 11 de diciembre de 2009

¡Que viva la lucha estudiantil!

Julián Andrés Ríos Salazar.
Coordinador OCE Quindío. Armenia, noviembre de 2009
Los gobiernos colombianos, pero con mayor énfasis el de Uribe, han tenido como uno de sus objetivos apartar a la juventud universitaria del movimiento estudiantil y debilitar el carácter democrático de su organización. Pero no se atreven a pregonarlo abiertamente, porque saben que de hacerlo, la juventud universitaria los rechazaría. Por eso no se acercan a la juventud como miembros de un sector político, sino como personas de muy buena fe que simpatizan con los jóvenes. Intentan ganarse la confianza de la juventud aprovechándose de su credulidad. No dicen francamente que el movimiento estudiantil es malo, pero sí dicen: “Compañeros, ustedes todavía son jóvenes para que se ocupen de política y movimientos estudiantiles infiltrados por personas extrañas. Primero hay que aprender, adquirir conocimientos, y solo entonces podrán meterse conscientemente a un partido u otra organización. No permitan que nadie influya en sus decisiones. Conserven su individualidad e independencia. La política es para los que ya han salido de la universidad y la defensa de ella son cuentos de los 70”.
Hay que erradicar la falta de compromiso con la defensa de la universidad pública expresada en el apoliticismo. Es importante aclarar la posición que asumen algunos dentro del movimiento estudiantil al señalar que “no se puede hablar de política en la universidad”. Plantearlo es asumir una posición política que busca impedir que la universidad sea, como debe ser, el espacio intelectual más avanzado. En este centro de ciencia, donde se tiene que expresar la libertad de cátedra y confluir todas las escuelas de pensamiento, se impide el debate sobre los distintos problemas que aquejan a nuestra sociedad. Se quiere imponer pretendiendo la uniformidad de pensamiento para tratar de convertirnos en borregos de los que detentan el poder. Tenemos que cambiar, empezando porque haya un ambiente democrático donde se expresen todas las tendencias del pensamiento.
Las revistas, periódicos y todas las expresiones organizativas deben propender a la defensa de la universidad pública, deben ser rueda y tornillo de un solo y gran mecanismo del movimiento estudiantil para orientar la vanguardia consciente de la comunidad universitaria. La labor literaria debe pasar a ser una parte integrante del trabajo organizado, coordinado y unificado del movimiento universitario. Estos escritos deben auscultar las orientaciones que rigen en la universidad, las cuales son inspiradas en una política cuya orientación es la liquidación del sector público. En el año 2008, el Ministerio de Hacienda comunicó que no emitiría los bonos correspondientes a las pensiones pagadas por la universidad en el año 2007 ni continuará emitiendo bonos en el futuro, ya que según los cálculos actuariales, el gobierno nacional ya ha cubierto la totalidad del pasivo pensional que le corresponde. Lo anterior significa que la universidad dejará de percibir por lo menos $3.000 millones anuales, con lo cual acumulará un déficit anual que la llevará rápidamente a su privatización total.
Tenemos que abordar a fondo los problemas concretos de nuestra población y en particular los de las universidades sin pensar que esto no nos incumbe. Hay que abordar todos estos problemas con un método científico que nos permita elaborar una política acertada, tanto en lo organizativo como en las acciones prácticas, de tal manera que podamos unir a todos los sectores afectados e interesados en la defensa de nuestra Alma Mater.
Debemos exigirle al Estado que otorgue a los colombianos una educación democrática y científica al servicio del pueblo y en pro del desarrollo de nuestra nación. Por ello defendemos una educación pública financiada adecuadamente por el Estado, requisito para que sea de alta calidad y para que a ella tengan acceso todos los niños y jóvenes de Colombia, sin importar su estrato social. La privatización de la educación es un atentado contra la democracia y la calidad académica y deja a millones por fuera del sistema educativo.
Tenemos por delante una tarea ardua y difícil, pero grande y fecunda: organizar una vasta, multiforme y variada organización estudiantil para defender la universidad pública y conformar los consejos estudiantiles con una ligazón estrecha e indisoluble con el movimiento estudiantil nacional.
¡Abajo el apoliticismo!

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