jueves, 26 de marzo de 2009

APERTURA, PLAN COLOMBIA Y TLC

Norman Alarcón Rodas,
Barranquilla, marzo 24 de 2009

Hace diez años el gobierno de Andrés Pastrana aceptó el Plan Colombia con Estados Unidos y firmó el Acuerdo Extensivo con el Fondo Monetario Internacional cuando el país se había precipitado a la peor crisis económica del siglo pasado, como producto de una década de aplicación de la apertura económica iniciada en el gobierno Barco, continuada a fondo por las administraciones de César Gaviria, Ernesto Samper y Andrés Pastrana, siguiendo los lineamientos del Consenso de Washington.
La historia económica de esa época muestra que el aparato productivo del país sufrió lesiones enormes al quedar inerme frente a la competencia de los países industrializados y compañías trasnacionales que entraron a saco en nuestro mercado interno, la deuda externa más que se duplicó, el déficit comercial se disparó, el desempleo rondó el 20 por ciento y las necesidades de la población se multiplicaron sin opciones de mejoría.
El 18 de septiembre de 1999 Andrés Pastrana viajó a Estados Unidos a acordar con Bill Clinton, presidente en ese entonces de Estados Unidos, el Plan Colombia por un valor de 7.500 millones de dólares, para luego, en diciembre del mismo año, incorporarlo al Acuerdo Extensivo con el F.M.I. El Plan Colombia contemplaba políticas en el plano económico, para fortalecer la capacidad del estado para recaudar impuestos, la expansión del comercio internacional y los acuerdos de libre comercio para atraer inversión extranjera; una estrategia fiscal y financiera para adoptar medidas severas de austeridad y ajuste; políticas de paz, justicia, antinarcóticos, desarrollo alternativo, entre otras. Sobre el sector agropecuario, se reconocían los graves impactos que habían tenido las políticas aperturistas y que Colombia se debía aplicar a cultivar productos tropicales de tardío rendimiento porque en producción de cereales no era competitivo.
Ya es conocido que el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez firmó el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos en diciembre el año 2006, que no es más que la profundización de las políticas aperturistas para hacerlas irreversibles, las cuales han llevado a nuestro país a la grave crisis económica y social que padecemos y que coincide con la debacle financiera internacional producto de la globalización neoliberal. El hilo conductor de todas estas políticas es la influencia determinante del gobierno norteamericano y de los organismos financieros internacionales sobre el destino de nuestro país, por lo que, para enderezar el rumbo es necesario un replanteamiento a fondo que rescate el manejo de nuestros asuntos internos y los ponga en consonancia con los intereses nacionales que defienda la soberanía, la producción agraria e industrial y los derechos sociales, económicos, políticos y culturales de las amplias mayorías nacionales.

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